Autor, Coetzee, Literatura

Desgracia, J.M. Coetzee

Hay veces que los libros se anotan por varias coincidencias, a veces por reseñas muy positivas, como es el caso de este libro que os traigo hoy, que llegó recomendado por Isi e Icíar hace ya bastante tiempo.

No sé si os pasa, pero mencionar que no he leído determinados autores me da un poco de vergüenza. Por diversas cuestiones (modas, premios, reconocimiento de los críticos…) parece que a veces esos apellidos están por todas las partes, encumbrándolos como los nuevos referentes de la literatura de su país. En este apartado incluyo a autores como Vonnegut, DeLillo, Houellebecq, Pynchon, Bukowski, Franzen o Coetzee. Si bien con algunos ya he enmendado mi desconocimiento (es el caso de Las partículas elementales, La subasta del lote 49, ….) en otros casos no llega nunca el momento.

Revisando mi libreta, decidí, contra todo pronóstico, que le tocaba a Desgracia. Seguramente decantara la balanza la procedencia del autor. Como en tantas otras ocasiones, no conocía la trama porque no quería conocerla. Prefiero siempre llegar al libro por los méritos y porque me fío de otros lectores que sabiendo de más. Lo cual, como siempre, puede ser bueno o malo, porque pareciera que nos tiramos al vacío de una piscina sin conocer muy bien la temperatura del agua. Si queréis hacer lo mismo que yo, saltaos los próximos dos párrafos.

El protagonista de Desgracia es un profesor universitario, un docente de reconocido prestigio que imparte clases en una ciudad de Sudáfrica. En el inicio del libro conocemos que mantiene una relación con una prostituta, y que su universo se tambalea cuando ella decide dejar de quedar con él. Comienza después una nueva relación con una joven alumna, siendo posteriormente acusado de agresión sexual. La cosa se complica cuando nuestro Humbert particular decide no doblegarse ante las exigencias de la comisión de investigación y acaba siendo despedido.

Posteriormente, el protagonista decide irse a vivir con su hija Lucy, que reside en una granja en el campo. La temática cambia lo suficiente como para conocer la otra cara de David Lurie, además de los problemas del apartheid y su relación con su hija. Allí vivirá una vida rural y tranquila hasta que todo se pone patas arriba.

Si tuviera que describir lo que he sentido al leer Desgracia, por orden cronológico quedaría tal que así: molestia y tensión en el inicio, incomodidad y rechazo, pasando por estupor, una presión en el estómago, sorpresa y rabia.

Y es que, aquí hay una cosa objetivamente clara: que Coetzee es muy bueno. Es uno de esos autores que consigue que te levantes de la silla, que te sacuden el corazón o que consiguen clavarte una aguja en la boca del estómago. Una sensación permanente de desgarro en cada página que vamos pasando: todo es incómodo, desagradable, nos hace mantenernos en tensión, desconfiar.

Coetzee es un autor molesto que además disfruta con ello y se ensaña. Se saca unos personajes de la manga que son todos y cada uno de ellos, absolutamente odiosos, crueles o brutales, irracionales o demasiado sensibles, débiles o demasiado orgullosos… incomprensibles cada uno por un aspecto en concreto.

Por eso no puedo adorar a un autor que me hace pasarlo tan mal, no puede figurar en ese universo porque no me trasmite pasión, sino frialdad. Y sí, valoro cómo saca el bisturí y nos desgrana la realidad, describe, relata y analiza, pero no siento ese calor que sí me trasmiten otros autores.

Coetzee es un autor molesto, porque, siguiendo la metáfora de la piscina, está llena de agua helada, y cuando ya estás mojado, tratando de mantener la respiración, tiritando y pensando en el epitafio de tu tumba, por una esclusa secreta te caen cubitos por encima y para terminar de redondear el círculo, el autor sale de su escondrijo para reírse de ti en tu cara. Y claro, lo único que sale de entre los dientes castañeantes es farfullar: Ni puta gracia, Coetzee, no ha tenido ni puta gracia.

FICHA:

Te gustará si te gustó
  • Ojos azules, Toni Morrison. (En cuanto a la brutalidad).
Pros
  • Brutal el estilo del autor.
Contras
  • Desgarra demasiado. Mi recomendación: en cuanto lo terminéis, leed algo más amable.

Namaste.