Kundera, Literatura

La broma, Milan Kundera.


La última novela publicada de Kundera, que ya os adelanté en un IMM, me tocó en el concurso que organizó Karo. Después de aquéllo, empezamos una lectura conjunta en Café Literario (que nunca me cansaré de recomendar).

Tengo que reconocer que me acerqué al autor con dudas. Dudas porque La identidad no me convenció, quedó lejos de aquélla novela redonda que fue La insoportable levedad del ser. Así que antes de empezar esta novela, mi sensación era que decantaría la balanza: que si me gustaba seguiría leyéndole. Pero si, por el contrario, me volvía a defraudar, no iba a darle otra oportunidad.

Así las cosas, Kundera se jugaba la pertenencia a los autores a los que recurrir. Y lo hacía con una novela no muy larga, del tipo que suele escribir él. Bastaron unas pocas páginas para convencerme.

El motivo radica en que La broma muestra un crisol de personajes cuyas vidas se entrelazan poco a poco. Una historia coral, con distintos puntos de vista de cada uno de los personajes, que consigue enmarcarnos rápidamente en la historia, evitando la lógica ralentización del inicio de los libros para involucrarnos en una espiral de acontecimientos que obligarán al lector seguir leyendo.

El buen hacer del checo se palpa en cada palabra, al trascender las letras más allá de la ficción, en el sentido de intercalar frases memorables que prácticamente inundan la historia. Una prosa ligera y fresca, dinámica pero al tiempo profunda, que se detiene allá donde es necesario, que nos cautiva, pero que por ello no significa que se haga pesado, aburrido o lento, porque nos habla de sensaciones comunes, del pasado y la inseguridad, del amor y la pertenencia a un grupo, de la ausencia y el recuerdo.

A partir de aquella noche todo cambió dentro de mí; volví a estar habitado; de repente la habitación de mi interior estaba arreglada y alguien vivía dentro de ella.

Como es habitual en la obra del autor, la faceta política es constante en el devenir de los acontecimientos de la mitad del siglo XX, momento en el que se sitúa la trama. Es esta contraposición, la de los sentimientos de los protagonistas como elemento fundamental de la trama, frente al comunismo, que limita los individualismos por considerarlos burgueses, los que chocan, se reflejan como opuestos: la sensación de que no se debe sentir tristeza pero que realmente ese sentimiento está ahí.

La juventud es terrible: es un escenario por el cual, calzados con altos coturnos y vistiendo los más diversos disfraces, los niños andan y pronuncian palabras aprendidas que comprenden solo a medias pero a las que se entregan con fanatismo.

El fuelle lo pierde en la mitad del libro, donde la trama se ralentiza y las situaciones prácticamente se detienen, para acabar en un final coral, conjunto, completo.

Kundera es un mago de las palabras, un autor que nos transporta a un universo nebuloso donde las personas tienen obstáculos propios y comunes. Y digo lo de nebuloso porque pienso en Ludvik, en Jaroslav o en Helena y les veo como en un sueño de éter, en un mundo grisáceo en el que es complicado dilucidar el color de sus ropas o de sus ojos. Veo angustia, veo tristeza y anhelo. Y todo eso lo noto en el estómago, porque Kundera es capaz de revolvérmelo, de hacerme formar parte de esos protagonistas, de compartir un destino incierto.

FICHA:

Te gustará si te gustó
  • La insoportable levedad del ser. Milan Kundera.

Pros
  • El estilo del autor.

  • Cómo va enlazando los elementos de la trama.

Contras
  • Pierde dinamismo en la mitad del libro.

Otras opiniones

Namaste.

8 comentarios en “La broma, Milan Kundera.”

  1. Recuerdo esta lectura con cariño, fue muy productiva y destaco también el maravilloso estilo del autor. He visto también lo que has escrito de La Intimidad, es uno de los que me queda por leer, ahora ya no lo sé. Un saludo 🙂

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  2. Debiera empeAar antes con la insoportable levedad del ser. A pesar de esa ralentiZación del final qe comentas, me parece, por lo que dices, que es un buen libro.

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  3. Lo tengo en casa desde hace tiempo, a ver si le puedo hacer el hueco pronto, que ganas no me faltan.

    Me parece curioso eso de decidir dejar de leer a un autor o no por tres libros. Es una buena cifra, pero te puede pasar que tengas la mala suerte de elegir tres libros malos, malos… aunque con Kundera creo que más bien lo que puede pasar es que no conectes con el estilo del autor.

    ¡Besines!

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  4. Jose: «La intimidad», no: ¡La identidad! Aunque te adelanto que no me convenció demasiado. No sé si es que tenido un mal año de lecturas pero es de lo mejor que he leído este 2012.

    Icíar: cualquiera de los dos son buenas opciones. «La insoportable…» es su libro más afamado, claro. Y es redondo.

    Lady: eso te puede pasar leas los que leas, pero en algún momento hay que cortar, hay que decidir. A fin de cuentas hay muchos autores y poco tiempo, y tampoco puede ser que uno se quede atascado en un autor determinado sólo porque él le dio buenos momentos. Lo que cuenta es el presente, creo yo. Y tres es un buen número. Con uno puedes tener suerte (mucha o poca), pero con tres ya conoces su estilo.

    Ale: ¿y te gustó? Merece mucho la pena, la verdad. Aunque sus temas no sean apasionantes, siempre tiene un halo especial y un estilo hipnótico…

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  5. Me gustó volver a este autor después de muchos años sin leerle, aunque es verdad que la novela tiene sus altibajos y que hubo algunos trozos que se me hicieron cuesta arriba, en conjunto ha sido un acierto y un auténtico placer volver a leer a Kundera. Bsos

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