Autor, Literatura

El reflejo de las palabras, Kader Abdolah


Este fue uno de esos libros de los que te hablan y desconoces todo. No me sonaba el autor, ni el título, ni tenía ninguna referencia previa. Muy inteligentemente, y tras hablarme muy bien de él, Pedro me lo regaló. Así que tras un tiempo esperando en mi estantería, pasó a ser uno de esos libros que tenía que leer. Aunque sólo fuera por curiosidad.

El reflejo de las palabras narra la historia de una particular relación: la de un padre sordomudo con un hijo en un entorno complejo, el del Irán del siglo XX.

¿Cómo comunicarse con alguien que no nos puede oír? ¿De qué modo le transmiten sus familiares las alegrías y los problemas? ¿Y cómo las transmite este padre aislado de un mundo exterior que comprende a duras penas?

Complejo asunto. Complejo resolver un planteamiento tan diferente a lo que nos tienen acostumbrados otras novelas. El autor no se queda ahí, sino que incluye el devenir histórico de Irán, una nación salpicada de altibajos en los que la guerra, la dictadura y la inseguridad planean a la vuelta de la esquina. Una inestabilidad política que afectará muy directamente a toda su familia, hasta el punto de ese hijo tendrá que abandonar el país.

La prosa del autor es sencilla, pero muy cercana. Trata muchos temas sentimentales y lo hace de un modo muy inteligente para abordarlos, pero al mismo tiempo va más allá, abordando otros temas relacionados e independientes, desde la nostalgia hasta la esperanza, desde el silencio a la modernidad. Es una novela muy humana pero a la vez muy profunda, analítica desde un punto de vista sensible, como sólo los orientales pueden hacer.

No sé vosotros pero cada día noto más esa diferencia a la hora de elegir unas palabras u otras, por el vocabulario diferente que utilizan estos autores frente a los occidentales, a los que encuentro más racionales, más toscos, más directos, es decir, van más al grano. Los orientales, o al menos eso me parece a mí, se detienen para escoger una palabra, relacionan sentimientos, escuchan el silencio, analizan emociones, callan y lloran, evocan recuerdos, es otro tipo de modo de escribir.

En fin, El reflejo de las palabras resulta un libro intimista, que cuenta la vida de un hombre sencillo, el acercamiento con su hijo, su suave inteligencia que le hace amar las montañas de Arak, sus cuevas y sus recovecos. Un padre que escribe un diario, un conjunto de letras incomprensibles para su hijo, que se pregunta frustrado:

¿Llegaré a descubrir algún día el secreto de estas notas? ¿Cómo conseguiré que el libro hable?

Letras incomprensibles que su padre sacó de una cueva. Un lugar lleno de escritura cuneiforme indescifrable para los estudiosos que resulta un misterio lleno de importancia para su pueblo, desconocido para los expertos alemanes que visitan la zona, y dinamitado por los gobernantes de turno.

La novela está, además, aderezada de reflexiones antes de iniciar cada capítulo, de entre las que destaco esta:

La pérdida es una experiencia que conduce hacia un nuevo camino. Una nueva oportunidad para empezar a pensar de otro modo. La pérdida no es el final de las cosas, sino el final de una manera determinada de pensar. Quien cae en un sitio se levanta en otro. Esa es la ley de la vida.

Es una novela deliciosa, que disfrutaréis mucho aquéllos que os dedicáis al mundo de las palabras. Una historia muy bonita que ahora sí que sí, os presento. Porque estas novelas, las minoritarias, las pequeñas, son las que da gusto recomendar en un blog.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • El estilo del autor.
  • La conexión padre-hijo y al mismo tiempo, las dificultades
Contras
  • Historia triste.

Namaste.

12 comentarios en “El reflejo de las palabras, Kader Abdolah”

  1. Esta fue una de mis mejores lecturas de 2012 que, como te comenté hace poco no dejo de recomendar. Me cautivo el lirismo de su prosa y el personaje de Akbar. La ternura de la obra es, junto con su tristeza, de lo mejor que he leído.
    Un abrazo.

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  2. Yo sí tengo referencias del libro (buenas referencias), así que cuando lo lea lo haré con buena predisposición porque todos los comentarios que he visto son buenos. No me parece un problema que la historia sea triste, la vida es así también, con sus claros y sus oscuros.

    Besos

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  3. Así en un principio me ha parecido un poco rollo, pero luego al final me ha gustado lo que dices. Me da igual el tema, si son libros como dices intimistas, en los que las palabras están escogida, aunque la historia sea triste, me reconformta, porque ese lenguaje con uno mismo y en entorno como lleno de autenticidad me da paz.
    En fin, encima, pones como «te gustará si te a gustado» Persépolis, y sí, a mi Persépolis me pareció muy bueno 😀

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  4. Filias: la ternura, la tristeza, pero ese modo de narrarlo es algo que embriaga, que es muy diferente de cómo lo suelen encarar los autores occidentales. Una sutileza pero al mismo tiempo la asunción de que es inevitable esa tristeza. Casi poético.

    Ana: bien, ¡anímate! He puesto ese contra porque algo tengo que poner, y la verdad es que si te pilla en un estado de ánimo algo bajo puede parecer contraproducente… así que depende.

    Icíar: pues te lo recomiendo porque creo que te puede gustar. He puesto «Persépolis» porque a fin de cuentas transcurre en el mismo país, y ya sabemos de qué va la historia de Irán. Por supuesto que indaga en muchos más temas, la relación padre-hijo, la comunicación, esa soledad que siente el padre por encontrarse aislado de la sociedad… vamos, que lo recomiendo.

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  5. Al leer este hilo, todavía no termino de ller el libro, voy poco más de la mitad. Reconozco que las primeras páginas las leí sin mucho entusiasmo, pero a medida que avanzaba la historia, realmente es imposible no seguir leyendo y sintiendose cercano de alguna forma a algunos de los personajes. Realmente no me considero un gran lector ni un gran conocedor de las letras, pero me parece un libro hermoso, lo estoy disfrutando muchísimo. Saludos y gracias por el artículo.

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    1. Alejandro, gracias por tomarte un tiempo en pasarte y comentar. Disfruta de la mitad que te queda de esta historia, y ya sabes, aunque no te consideres conocedor de letras, hay historias ahí para todos, esperando a que las rescatemos y nos calienten el corazón.

      Saludos,

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